Recuerdo
Recuerdo lo incómodo que me solían poner tus sugerencias; siempre había algo que me parecía oscuro en ellas. Sin embargo era lo que querías y nada más, un juego para compartir
Lo recuerdo siempre al despertar, casi
Tal vez por eso empecé a tener ideas propias, porque no podía resistirme a las tuyas. Lenta e inexorablemente nuestro juego se transformó en una feroz competencia por la idea más descabellada o la sorpresa más desmedida. Obviamente, parecía que estabas ganado la carrera cuando me hiciste creer que saltabas por la ventana. Aterrado corrí a ver lo que habías hecho y ahi estabas. Mirandome muy divertida, con los pómulos muy encendidos igual que tu mirada. La falta de ropa solo acentuaba la belleza de tu pelo al viento, igual que tu despreocupación por los pocos transeúntes atónitos que se deleitaban con tu desnudez.
Te reiste con la misma candidez y sensualidad de toda vez que sentias ganadora del juego cada vez más perverso. Finalmente estiraste una mano que tomé para ayudarte a entrar de nuevo por la ventana. Agitado, te besé con mas ansias que de costumbre... acaricié tu pelo, tus hombros... tu cuello. Y entonces me di cuenta que podía ganar el juego de una vez por todas.
Te sorprendí, ¿verdad?... tus ojos muy abiertos lo dijeron muy claro. Mientras aún te besaba alcancé a ver una chispa de pánico en el fondo de tu retina... al terminar el beso, tus manos cayeron, flojas, sobre tus caderas desnudas y tus labios trataron de susurrar algo que no escuché...